Juegos de relajación.



Nombre del juego: El segmento nervioso.
Tipo de juego: Técnicas de relajación.
Edad recomendada: A partir de cuatro años.
Número de jugadores: Todo el grupo.
Tiempo estimado de duración: 10 - 15 minutos.
Objetivos del juego:
·         Aprender a tensar y destensar.
·         Reconocer partes del cuerpo.
·         Colaborar en masajear a un compañero.
Organización del espacio: En parejas ocupando todo el espacio disponible, previamente lo habremos ensayado varias sesiones.
Recursos materiales y/o infraestructura: el propio cuerpo.
Descripción y desarrollo del juego: Les indicamos donde tienen que apretar en cada se  segmento en concreto para que vayan aprendiendo ten a tensar y destensar.
Evaluación:
·         ¿Ejecutan bien los movimientos?
·         ¿Saben tensar y destensar donde se les indica?
·         ¿Colaboran entre ellos?
Requisitos de adaptación/Notas de atención: Esta técnica, de por sí, ya es una adaptación del método Jacobson.

Observaciones: Son niños muy pequeños para aprender a relajarse solos. Si todavía no tienen aún conocimientos de segmentos, se les puede sacudir.


La esponja
Este juego se hace por parejas. Uno de ellos está estirado en el suelo y el otro, junto a él, tendrá una pelota suave, blandita, que representará ser una esponja.
El que tiene la “esponja” recorre con ésta todo el cuerpo de su compañero, como si lo estuviera enjabonando.

 El plumero
La hora del plumero es una actividad que puede ayudar a los niños a conseguir un estado de calma y bienestar que les permita después una mayor concentración.
Es una buena actividad para proponer en las aulas de la escuela cuando los niños, por ejemplo, están muy activados o cuando vuelven de la hora del recreo.
Para ello, se puede elegir una música suave y calmada que invite a la relajación y se debe coger un plumero. Ponemos a los niños en parejas, uno de ellos se tumba o se coloca sobre la misma.
Los niños que están tumbados deben cerrar los ojos y ponerse en una situación proclive a la relajación. Su compañero, con un plumero o cualquier objeto que permita las caricias, siguiendo la música, relaja a su compañeros.
La hormiga y el león
Esta actividad sirve para que los niños aprendan a respirar de manera profunda.
Para ello, les pediremos que respiren como lo haría un león, que es grande, fuerte y corre muy rápido. Para ello, el león precisa de una respiración más agitada y rápida.
Sin embargo, les pediremos que después respiren como una hormiga, que es más pequeña y por tanto necesita respirar de manera más pausada y lenta. Debemos intentar que acaben respirando como lo haría una hormiga.

Visualización de imágenes agradables
Para realizar esta actividad, pedimos a los niños que se tumben en el suelo, que cierren los ojos y estén tranquilos y relajados.
Ponemos música tranquila y comenzamos a pedirles que respiren de manera pausada y tranquila, hablando de manera suave y pausada.
Hacemos ejercicios de visualización, pidiéndoles que se imagen un campo o un prado, con la hierba suave, una brisa muy fina y el silencio. Que se imaginen cómo huele, cómo cantan los pájaros, cómo son las flores, etc.
Otra de las versiones es imaginar una playa, el calor del sol, la brisa del mar, el olor que tiene, etc.
Test del spaghetti
A través de ejercicios de Mindfulness pretendemos que el niño sea consciente de los estados internos que presenta, por ejemplo, si está nervioso, si tiene los músculos tensos, si está calmado.
Y de esta forma poder modificarlo.
Para ello, estos ejercicios se centrarán en la concentración y la atención plena sobre nuestro cuerpo.
Uno de los ejercicios puede ser el Test del spaghetti. Para ello, debemos decir a los niños que atiendan a aquellas fibras de su cuerpo que están como un spaghetti duro, que se centren en ello y que lo conviertan en spaghettis cocidos, bien blandos y flexibles.
 La técnica de la tortuga
La técnica de la tortuga pretende trabajar la impulsividad. Para ello, haremos saber al niño que vamos a convertirnos en una tortuga.
¿Qué hacen las tortugas? Cuando sienten que les amenazan, se meten dentro de su caparazón. Por tanto, cuando él sienta que no puede controlarse, debe convertirse en una tortuga y meterse dentro de su caparazón.
Cuando esté dentro, debe soltar todos sus músculos, dejar que sus manos cuelguen, relajar sus pies, no hacer fuerza con la barriga y respirar muy lenta y profundamente.
Se le indica que piense en cosas bonitas y agradables y las emociones desagradables, por ejemplo el enfado, se irá yendo poco a poco.
La primavera
Esta actividad está indicada también para que alcancen un estado de relajación a través de la contracción de los músculos y la posterior distensión.


Para ello, le tenemos que indicar a los niños que estamos al final del invierno y que pronto llegará la primera.
Les debemos indicar que somos un bloque de hielo y que poco a poco nos vamos derritiendo, porque llegará la primera y nos convertiremos en una bonita flor o en un árbol florido.
Para ello, los niños comenzarán a moverse, y cuando les demos la consigna de ¡Hielo! deberán convertirse en un bloque y apretar fuerte las piernas, las manos, los puños y los brazos. Estarán completamente congelados.
Sin embargo, cuando la maestra diga ¡Primavera!, el niño deberá aflojar todo el cuerpo, porque el hielo se estará derritiendo poco a poco. Finalmente, se tumbará en el suelo y se convertirá en una flor o un árbol.




La playa
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Esta actividad de relajación es ideal para después de haber jugado un tiempo muy largo o haber realizado una actividad muy movida,  para poder así relajar a los niños y niñas.


Se comenzará poniendo una música de fondo tranquila. Se oirá el mar y se les dirá a los niños y niñas que se tumben en el suelo y que cierren los ojos. Con un pañuelo de tacto suave se le irá pasando a los niños y niñas por la cara los brazos, las manos… y a la vez se les irá contando una historia muy relajante y tranquila, para que se vayan tranquilizando lentamente.



La historia será:
“Vamos a imaginar que nos encontramos en una playa, oímos las olas del mar, la arena cubre nuestros pies y está tan fresquita, es muy bonita y agradable.
A lo lejos podemos ver un barco, es blanco como el azúcar y se ve muy lejos. Ahora vemos como un pez chapotea en el agua. Es de color azul y brilla con los rayos del sol, nos salpica con el agua salada y fresquita. Ahora nos tumbamos en la arena y cerramos los “ojitos” para relajarnos profundamente."


Relajación cuerpo y piernas



Para comenzar esta actividad cerraremos las cortinas y se  pondrá una  música relajada y  se reunirán a los niños y las niñas en un círculo como en la asamblea.

La relajación será del cuerpo y las piernas. Se dirá a los niños y niñas:   

  “Ahora somos un pesado elefante, nos tumbamos en el suelo y levantamos una pierna y luego levantamos la otra a la vez que decimos “PON, PON”, para hacer más énfasis en la pesadez de las patas del elefante. Volveremos a repetir.

De esta manera se consigue que descarguen toda la tensión que tienen en el cuerpo y en las piernas de una manera mas amena y divertida.



Relajación del pecho y pulmones


Se cierran las cortinas de las ventanas del aula y se  pondrá una  música relajada y se reunirán a los niños y las niñas en un círculo como en la asamblea.

Resultado de imagen de globo dibujo gifsLa relajación será del pecho y los pulmones. Se dirá a los niños y niñas: “Respiramos hinchándonos y deshinchándonos como un globo. Cogemos el aire por la nariz intentando llenar todos los pulmones de aire. Aguantamos la respiración, sentimos la presión y soltamos el aire.” Repetimos el ejercicio dos veces más. Es muy importante que cuando se les diga que tienen que aguantar la respiración, el tiempo sea muy cortito. Podríamos tener algún serio problema.



Relajación de la mandíbula

Se cierran las cortinas de las ventanas del aula para tener un ambiente mas tranquilo  y se  pondrá una  música relajada y se reunirán a los niños y las niñas en un círculo como en la asamblea.


Resultado de imagen de chicle dibujo gifsLa relajación será de la mandíbula: Se dirá a los niños y niñas:

 “Imaginamos que tenemos un chicle en la boca, es muy difícil de masticar porque es muy duro. Intentamos morderlo, dejando que los músculos del cuello ayuden. Ahora nos relajamos, y dejamos la mandíbula destensada, relajada, y nos fijamos qué bien nos sentimos cuando dejamos la mandíbula caer.”

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